viernes, 19 de mayo de 2023

 Hace mucho tiempo, en el reino de Sojalandia vivía un legislador portentoso, de esos que se creen intocables y pasean por la vida como si fueran los dueños del circo y los payasos, a la vez. Este buen señor, al que llamaremos "Don Legis", tenía una obsesión peculiar: el helado de "sambayón con quinoto". Sí, así como lo escuchan, esa combinación extravagante que nadie más pedió en todo la historia de la heladería universal.


Cada vez que Don Legis visitaba la heladería con su séquito de lacayos, y solicitaba su caprichoso gusto, los heladeros lo miraban como si les hubiera crecido una tercera oreja. Le explicaban que era un sabor tan raro y extravagante que nadie, absolutamente nadie lo pedía. Por eso no valía la pena producirlo y tenerlo en stock. Pero el obstinado Don Legis no aceptaba un "no" por respuesta.


En un alarde de creatividad legislativa, nuestro querido leguleyo ideó un proyecto de ley que obligaría a todas los expendios helados de la república a incluir el sabor "sambayón con quinoto". ¡Sí, leyeron bien! Era como si quisiera imponer su gusto personal a toda la nación y convertirlo en una cuestión de identidad nacional. Pues bien, para sorpresa de propios y extraños, tocando y aceitando un poquito aquí y allá, el proyecto de Don Legis fue promulgado y el hombre se regodeó en su triunfo. ¡Ya nunca más le negarían su helado favorito! 

Pero lo que Don Legis ignoraba era que, los heladeros con el tiempo y la astucia del privado de libertad, desarrollarían sus propias artimañas para sortear su reglamento. Así fue que, cuando las heladerías se encontraban desabastecidas de quinotos y no querían enfrentar multas o la ira de Don Legis, recurrían a una astucia. Detrás del mostrador, en la penumbra, mezclaban quinotos al whisky con sambayón y, con una sonrisa pícara, se lo entregaban al legislador como si fuera su ansiado sabor. ¡El engaño perfecto! Don Legis nunca se enteraba de la trampa en la que había caído.


Pero como en toda historia, llegó el día en que las cosas se torcieron. Por un descuido o un error en la mezcla, el engaño se hizo evidente y Don Legis estalló en cólera. Promulgó una ley furibunda que dictaminaba que el único sabor de helado permitido en todo el territorio de Sojalandia sería el "sacrosanto sambayón con kinotos". ¡Hasta le agregaron un pomposo pompón al nombre para que sonara aún más importante!


Lo que sucedió después fue digno de una película de gángsters. Al día siguiente, las heladerías se convirtieron en centros de contrabando y traficantes heladeros. En las sombras, los heladeros, como si fueran Al Capone con cucuruchos en la frente, intercambiaban gustos prohibidos y se convertían en los auténticos narcos del mundo de los helados.


Así que, amigos míos, en este enredo digno de una tragicomedia, Don Legis consiguió su helado predilecto, sí, pero a un precio muy alto. Su obsesión desmedida desató una ola de delincuencia helada en Sojalandia que cambió el destino del reino para siempre. Y lo peor de todo es que nunca supo que había sido el blanco perfecto de un engaño frío y sabroso.


Hace falta Moraleja? Ahí va una literal: cuando la pasión por un helado choca con la estupidez legislativa, el resultado puede ser más amargo que un sorbete de cacona.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Karma

Y un día, ya viejo y un poco cansado, descubrió por casualidad que ninguna de sus creencias tenía el más mínimo fundamento. Lo negó, se alejó del mundo, lloró un largo rato, y al tiempo se consoló: "No está mal, me queda el resto de vida para reconstruir el cosmos". Y comenzó lentamente a apilar rocas desde los cimientos, sin sospechar que, inevitablemente, todo se derrumbaría otra vez tarde o temprano.

jueves, 24 de julio de 2014

Aguafuerte sobre rieles

Vagón de tren, viernes, 11 de la mañana. Un colombiano delirante cuenta a viva voz sus aventuras enfrentando a la DEA y a los grandes poderes mundiales y nos advierte sobre los peligros a los que estamos expuestos. Un pordiosero viejo y borracho canta un tango y pasa pidiendo monedas. Dos chicas se excitan mirando en un diario las fotos de los jugadores de la selección. Al lado, una mujer embarazada se concentra en otra ficción literaria: la biblia. Otro con el celular puesto de vincha en la oreja izquierda, nos tortura con un poco de reggaeton. Uno sentado en el piso en posición de loto palmea sus rodillas como si fuesen bongós. Otro disfrazado de judío ortodoxo lee un texto aparentemente sagrado, lo interrumpe súbitamente para bajarse, muy apurado. Yo mismo escucho Vivaldi con auriculares y leo un libro sobre una de las grandes ficciones de nuestra época: la neurobiología. Y por poco me olvido de bajar con la bicicleta...

A veces me pregunto de qué lado del paredón del manicomio habremos quedado...

jueves, 13 de junio de 2013

Científicos versus religiosos, la batalla final

     No hay discusión más larga y aburrida que la que se da entre adeptos a la ciencia y religiosos. Pareciera que cada uno busca negar la visión ajena. En vez de sumar puntos de vista para abarcar cada vez con mayor amplitud nuestras empresas de conocimiento nos aferramos a un solo "libro" que promete revelarnos la verdad. Eso, señoras y señores, se llama fanatismo y es claramente una forma de vagancia intelectual que poco a poco nos va arrastrando al camino de la estupidez negadora. Hay que enteder muy bien que el fanatismo no tiene banderas. No importa si sos fanático de Jesús, de Boca, Perón, Buda, Justin Bieber o de Sir Isaac Newton. El fanático es simplemente un haragán, un lisiado intelectual, lo que en el barrio llamamos un salame.

     Los "argumentos" religiosos para negar hechos científicos son sencillamente indefendibles. Porque lo dice dios (que en realidad nunca dijo nada en público, todavía) o la biblia (que es ni más ni menos un libro de mitos) no son argumentos porque no ofrecen ninguna prueba o razón de peso para el no creyente. Pero del lado "científanático" también se cometen algunos "excesos". El cientifanático dice cosas como: "los creyentes son todos iguales, son unos estúpidos porque creen en vez de razonar". El que sostiene esto está simplemente desconociendo el método científico, cuya etapa de formulación de hipótesis se basa ni más ni menos que en una creencia que tiene el observador y que la utiliza como verdad provisional. La actitud científica correcta entonces sería diferenciar entre verdades provisionales y teorías que han sido probadas con experiencias y razonamientos. 

     La ciencia no es la "última y más perfecta forma de conocimiento humano" como dicen los cientifanáticos, es simplemente una forma de socializar el conocimiento, poniéndolo al alcance de cualquiera que pueda ver y razonar sus experimentos. Las religiones, los mitos y las creencias no son "la revelación de dios al hombre", como sostienen los fanáticos religiosos. Son un conocimiento expresado en forma de relatos que también modelan la experiencia del hombre en el mundo y constituyen una interpretación de los misterios que éste ofrece.

     En definitiva, la forma de encarar este tipo de dilemas habla de la apertura mental de cada uno y de sus ganas de realmente entender y ampliar sus horizontes, y no de descalificar al prójimo o ser el portador de la verdad revelada. La actitud científica correcta no es negar todo lo que no pueda ser probado. Los mitos, las creencias, las tradiciones forman parte de nuestra historia, de nuestro conocimiento del mundo, y son, en definitiva, los que nos trajeron paso a paso hasta el Iluminismo, cuando se pudo formalizar el método científico. Las explicaciones del mundo, o cosmovisiones, entre las cuales se incluye la cosmovisión científica, se fueron sucediendo unas a otras a lo largo del tiempo. Todas tuvieron una razón de ser (aunque ahora no las entendamos por las limitaciones de nuestra propia mentalidad, impuestas por nuestra cultura) y todas sirvieron dentro de sus contextos históricos, por eso todas ellas merecen nuestra admiración y respeto. Pero como todo hecho cultural, las creaciones mas "novedosas" no reemplazan a las antiguas sino que se suman, se amalgaman, se intersectan. La ciencia es una herramienta de conocimiento muy poderosa, eso no hay dudas, pero ¿Quién sabe qué otras herramientas cognitivas crearemos en el futuro? ¿Y quién sabe también qué herramientas tuvieron nuestros ancestros para elaborar sus mitos y creencias? Al final de cuentas, estamos lidiando con uno de nuestros problemas más grandes: el acercamiento a La Verdad. Y, como ya es bien sabido por las ciencias del lenguage, la realidad es incognoscible para el ser humano, porque solo tenemos el lenguage, alienante e imperfecto, para modelarla.

     Y hay que decirlo, mal que les pese a los cientifanáticos, la ciencia todavía nos debe algunas explicaciones sobre el origen del universo. Porque el Big Bang, donde toda la energía y la materia del universo surgen en un instante de la nada requiere claramente un acto de fe. Como decía Terence McKenna: "dennos un milagro gratis y nosotros les explicamos el resto". Un verdadero científico, a diferencia del cientifanático, admite que la ciencia no puede dar explicación a muchos misterios de la existencia humana. Pero lo seguirá intentando, en un poético aunque paradójico acto de fe. El científico sabe que las "Teorías Científicas" por más probadas que estén, no pueden presentarse como "La Verdad". Las teorías siempre son falseables, es decir que también son verdades provisionales que podrían ser ampliadas o refutadas por otras observaciones, pruebas y razonamientos más profundos. Entonces, al final de cuentas, tanto la religión como la ciencia son respuestas provisionales a nuestras preguntas. La cuestión última es: ¿Por qué nos hacemos estas preguntas? ¿Por qué nos obsesiona la existencia de un orden o de una intención creadora? ¿Por qué vivimos construyendo mitos, hipótesis y explicaciones a estas preguntas? La respuesta podría ser la misma de por qué el can se lame los testículos: "porque puede", o podríamos callar, como los monjes y los científicos, y dedicarnos con humildad a contemplar el misterio.

sábado, 18 de mayo de 2013

La resignación al poder

Charla de una pareja de ancianos en el bondi:
- Voy a ir al curso, viejo. Y si me gusta el grupo me quedo.
- Pero cómo no te va a gustar el idioma? Seguro que te gusta el idioma.
- El grupo viejo, voy a ver si me gusta al grupo.
- Pero no veo ninguna razón por la cual no te vaya a gustar el idioma. No me imagino la verdad porqué no iba a gustarte, no se...
- Si es cierto, seguro que me gusta el idioma...

jueves, 13 de septiembre de 2012

Una idea para la paz mundial

    La siguiente es una idea para alcanzar -en un período de 10 años- el completo desarme de las naciones del planeta y por consiguiente, una paz mundial real y duradera.

    El plan es muy simple en realidad, aunque parezca un delirio. Consiste en construir un software de guerra hiperrealista cuya función sea establecer un entorno virtual donde se pueda desarrollar cualquier contienda entre países. Este software, que sería mas bien una compleja plataforma tecnológica de simulación de guerras, se financiaría y se mantendría con los presupuestos que hoy las naciones destinan a la guerra real. Las guerras entonces pasarían a ser simuladas, sin ningún costo en vidas ni bienes humanos. Su nombre sería World War 3.0 (WW30) (1).

   Podría ser un proyecto de Naciones Unidas. Se comenzaría con un plan a 10 años. En el primer año, las naciones entregarían un 10%  del presupuesto que tengan destinado a defensa, de manera que del 100% original, el 90% sea efectivamente destinado a la guerra real y el otro 10 iría a WW30.  El segundo año la relación sería 80/20, el tercero 70/30, y así. Con este método, no solo los fondos destinados al desarrollo de WW30 se incrementarían año a año, además irían decreciendo en forma gradual fondos destinados a comprar armamentos y financiar guerras. Al final del período, se habrá alcanzado el desarme mundial y la construcción de esta plataforma donde en adelante se desarrollarán todos los conflictos.

   Esta idea ni siquiera dejaría sin trabajo a los militares, ya que estos seguirían siendo los encargados de "pelear"en esta simulación. Los generales planearán el curso de la guerra y serán los encargados de comandar sus tropas virtuales, desplegando tácticas y estrategias. Incluso las batallas hombre a hombre, (por ejemplo cuando en el juego se llegue a la instancia de desembarcar la infantería sobre un territorio) podrían celebrarse en estadios. Las tropas de las dos naciones medirían su destreza y entrenamiento en una batalla tipo paintball, la cuál podría ser televisado o presenciado como un nuevo espectáculo deportivo: "Estados Unidos Versus Irak. La batalla final. Mañana por Fox Sports!". 

    El diseño, desarrollo, y prueba de esta plataforma estará a cargo de una comisión mundial con representación de todas las naciones del globo. En una primera etapa, un grupo de expertos en guerra y geopolítica redactará detalladamente todas las reglas del juego. Cuando esté lista la especificación de la plataforma, y en conformidad con todas las naciones que participan del proyecto, se pasará a la etapa de codificación. Allí, un grupo de los mejores programadores del mundo con experiencia en el desarrollo de videojuegos de guerra, escribirá el código informático que le dará vida a WW30. En una tercera etapa se testeará el sistema y se chequeará el cumplimiento cada una de las especificaciónes redactadas al principio. Por último, se decidirá la fecha final para el desarme mundial, y WW30 pasará a su fase operativa.
   
   Entonces, cuando dos países en conflicto agoten sus instancias diplomáticas, declararán la guerra mediante WW30, iniciando la simulación de contienda bélica. A partir de ese momento, el sistema generará en tiempo real una especie de transmisión televisiva en simultáneo de todos los lugares donde se desarrolle el conflicto. Los generales a cargo de las operaciones monitorearán de esta manera el resultado de sus acciones, y además esta señal será transmitida por televisión a todo el mundo. Durante el desarrollo de la simulación cada ejército pagará -también en tiempo real- un costo por ingresar soldados o armamentos al juego, a lo que se sumará el costo de movilizar y mantener las tropas en el conflicto. O sea que cada acción de guerra tendrá un precio que habrá que decidir cómo se paga. Si se paga con dinero no cambiaría demasiado el status quo, ya que los países más ricos tendrán más y mejores armamentos y tropas. 

    La simulación de guerra terminará cuando alguno de los bandos se rinda, una decisión que consistirá en presionar el botón "Rendición". En ese momento, el sistema entregará un informe detallado con el resultado final de la contienda, el cuál pasará a los mandos políticos de cada nación para redactar el acuerdo de rendición. De allí saldrá un acta, que será firmada por los contendientes y rubricada por todas las naciones del planeta. Todos los países serán testigos y garantizarán su cumplimiento.

    Para asegurar la completa transparencia de esta plataforma tan delicada, tanto el código del software, como los resultados de los juegos serán de dominio público. De esta manera, cualquier ciudadano del mundo podrá examinar no solo el desarrollo paso a paso de cada guerra sino que también podrá estudiar las reglas mismas sobre las que la simulación se basa. Las naciones podrán seguir guardando en secreto sus planes de guerra, pero una vez que este plan se ingresa a WW30 la información pasa a ser de dominio público. Todas las acciones de guerra serán públicas. Así, los crímenes de guerra quedarán automáticamente expuestos, y podrán ser castigados con descalificación.

   Humildemente, yo creo que WW30 es posible. Y es posible empezar hoy mismo, lo sabe cualquier chico de 12 años que haya jugado a la playstation. Lo único que falta, creo yo, es que tomemos conciencia de que el cambio es necesario y realizable. Y si la política es el arte de lo posible, pidamos a los políticos que pinten su mejor obra de arte: La migración de todos los conflictos bélicos a una plataforma virtual. Ni una bomba, ni una bala, ni un solo muerto o incapacitado por conflictos entre naciones. Ni uno solo, nunca más.   

   

(1) Primero se pensó en ponerle World War 1.0 que hubiese sido lo mas natural para la primera versión.  Pero se optó por empezar por la versión 3 para reflejar la idea de que las primeras dos guerras mundiales fueron hechas en el mundo real, la tercera podría ser virtual.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Carta abierta al evolucionismo (o la deuda de las palomas)

    Mis argumentos en contra de la la selección natural no tienen nada que ver con los de la iglesia católica, sin embargo creo que la teoría de Darwin no tendrá plena validez científica hasta tanto no explique el mayor enigma sobre la evolución de las especies: la existencia de las palomas.

    Aunque suene un poco extremo, este hecho aparentemente trivial podría ser usado como prueba empírica de que existe algún tipo de fuerza no reconocida que guía a la evolución, que ya no sería determinada por la supervivencia del más apto. Cualquiera que se haya sentado diez minutos a observar el comportamiento de las palomas puede comprobar este hecho irrefutable, a saber que: "Las palomas son seres de una inconmensurable pelotudez" (Demedia, 2012).

    Como ejemplo, permítaseme citar mis diarios de estudio. "Se observa una paloma adulta parada sobre la cumbrera del techo de una casa, sosteniendo algún tipo de semilla en su pico. De repente, y sin razón aparente, abre el pico y cae rodando por las tejas lo que traía. La paloma inmediatamente se aboca a recuperar su tesoro, pero en vez de bajar derecho por el techo (donde evidentemente había caído lo que llevaba) bajó en diagonal, perdiendo toda posibilidad de encontrar su semilla" (Demedia, 2010) . El dicho popular: "Mas boludo que las palomas" confirma estas observaciones con impecable exactitud. La paloma va para cualquier lado, hace cosas que no tienen ningún sentido, pero por algún milagro evolutivo su especie sobrevive en entornos de adaptación cada vez más complejos. El ritual de apareamiento de las palomas también resulta un misterio, ya que al palomo se lo observa largas horas bailando y haciendo sonidos y gestos increíbles alrededor de la hembra, pero ésta no le da ni la más mínima pelota.  Nunca, jamás, por ningún motivo. En las observaciones por mí realizadas invariablemente se llega a la conclusión de que: "(el palomo) no coge nunca" (Demedia, 2009).

    Por todo esto, exhorto a la comunidad científica a que redoble sus esfuerzos para esclarecer este enigma biológico ¿Existe la posibilidad de que una especie se haya beneficiado en el concurso de la selección natural sin haber demostrado el más mínimo indicio de capacidad cognitiva? Y suponiendo que se pudiera ganar el ticket a la próxima era sin pulso cerebral ¿En qué lugar dejaría esto al hombre, que hasta ahora se había creído el pináculo de la evolución, el hijo de dios? ¿No será en realidad la paloma la especie preferida de dios? Hay varias razones para apoyar esta tesis. La principal es la que decíamos más arriba, se les ha otorgado el beneficio único de evolucionar sin la carga de desarrollar inteligencia. Además, la paloma vive del hombre en todo sentido, viven en las ciudades del hombre, comen la basura del hombre y los granos que les tiran los hijos del hombre en las plazas. En definitiva, es una especie parásita de otra especie que paradójicamente, cree ser el amo de la creación.

    Mi hipótesis es que la paloma sobrevive porque, al no tener mente, su voluntad es todopoderosa. Aunque suene tautológico, el sine qua non de la voluntad es hacer. La podemos caracterizar como un intento incansable que nunca se cuestiona y nunca se detiene. Lo que en realidad horada la voluntad, y muchas veces termina por vencerla, es la mente. En la paloma, al no poseer mente, esto no sucede. De manera que la paloma intenta infatigablemente, de todas las maneras posibles, hasta que naturalmente cumple su propósito, o simplemente muere intentándolo.

    El máximo peligro en este estado de cosas sería que algún fanático religioso intente probar la existencia de dios a través de las palomas, aduciendo que la única forma de explicarlas es mediante el favor divino. Y lamentablemente, esta tesis tendría sus argumentos, ya que el mismísimo dios -en su infinito cinismo- muchas veces se ha materializado como una paloma. A esta cuestrión se referiría este enigmático pasaje bíblico: "Este es mi pájaro dilecto, un ser tan inmensamente estúpido como Yo Soy sabio, pero tiene mi predilección porque Yo Soy el que soy, y esta es Mi creación, y con ella puedo hacer lo que se me antoje mi divina gana". (Eclesiastés 20-30,38)

    Trasladado al llamado "Darwinismo Social", la existencia de esta enigmática especie quizás permita explicar fenómenos como los Wachiturros, Anamá Ferreira, Matías Alé, o los vicepresidentes en general. Una teoría sobre las palomas podría sentar las bases para una filosofía que privilegie el hacer por sobre todas las cosas. Una exaltación de la praxis pura, una invitación a descartar todo artificio de la razón de una vez y para siempre. No infiera, no deduzca, trate por todos los medios posibles de reducir la interferencia de la mente, y con ella toda prefiguración lógica, al cero absoluto. Este cambio en la valoración social de la razón seguramente sería abrazado con estúpida algarabía por los líderes culturales modernos, guardianes de la opinión pública, figuras del entretenimiento mediático, gobernadores y conductores de organizaciones sociales y religiosas. Todos ellos se beneficiarían enormemente con seres no pensantes, como palomas.

    Como beneficio adicional, una humanidad colomboide reduciría enormemente los gastos de salud psíquica. Básicamente, al prescindir de la psiquis  también eliminaríamos cualquier posibilidad de trastornos neuróticos y las temidas psicosis. Por todo esto, desde estas páginas saludo y celebro la nueva era dorada a la que arriba el hombre. Después de la era de piedra, la de los metales, el dominio de los electrones, seguido de la era espacial y atómica. Bienvenidos por fin al siglo XXI, la Era de las Palomas!

Youre such a loser dad, Kerris Dorsey.